El mismo día en que está fechado el Decreto Fundacional del Monumento, Franco presenta a sus colaboradores más cercanos el proyecto.
Después de presidir el desfile de la Victoria en el Paseo de la Castellana y el consiguiente refrigerio en el Palacio de Oriente (la denominación de “Palacio Real”, había sido derogada por la República), la comitiva partió hacia Cuelgamuros para hacer oficial el comienzo de las obras del futuro monumento.
Además de los miembro del gobierno y altas Jerarquías del Movimiento se encontraban presentes los embajadores alemán e italiano con sus respectivas esposas, el embajador de Portugal, D. Pedro Muguruza director General de Arquitectura y arquitecto que se hizo cargo de la dirección técnica de las obras, el ministro del ejercito General Varela, el Capitán General de Madrid General Saliquet, buen conocedor del terreno ya que había sido Jefe del Cuerpo del Ejercito del Guadarrama en la Guerra, el Jefe de la Casa militar del Generalísimo, General José Moscardó Ituarte , el fundador de la Legión (y luego visitante asiduo a las obras durante años), General Millán Astray, y Generales Sáez de Buruaga, Barrón, Sánchez Gutiérrez, Yagüe, García Pruneda, Cano Ortega además del Ministro sin cartera Rafael Sánchez Mazas.
Después de pasar revista a las tropas allí desplazadas, y en un estrado preparado a tal efecto, el Coronel Galarza , subsecretario de la Jefatura del estado dio lectura al Decreto Fundacional.
Posteriormente Franco hizo explotar el primer barreno simbólico que daba carácter oficial a las obras que en ese momento se iniciaban.
Numerosos medios periodísticos han dejado para la posterioridad testimonio gráfico y escrito de este día de inauguración de las obras del que se iba a convertir en uno de los monumentos más importantes y desde luego más peculiares del siglo XX. No existe en la historia de la arquitectura contemporánea monumento alguno dedicado al recuerdo de las víctimas de ambos bandos contendientes en una guerra civil.